9/07/2006

CAMBORIA

Camboria. Lo escribo como lo pronuncia aqui la manada turistico-viajera que, en general es angloparlante, o se lo hace por pura cuestion de supervivencia.

Camboria es un pais verde y plano que ofrece un paisaje diferente a lo que he visto hasta ahora en Vietnam. Sus extensas llanuras salpicadas de multitud de palmeras individuales, que no solitarias, se pierden a lo lejos hasta alterar la rectitud de la linea del horizonte. Son tierras que permanecen medio inundadas y ni que decir tiene que en ellas se cultiva el arroz. Es un pais con menos infraestructuras, de menor desarrollo que Vietnam. Las guerras y las luchas por el poder, sobre las que la historia proyecta las alargadas sombras de China, Francia y Estados Unidos, le han clavado las garras aún mas adentro a esta tierra. Camboria es asiento de la etnia khmer que en otro tiempo domino el sureste asiatico. En este pais, resto de un antiguo imperio del que hoy se protegen y reconstruyen piedra por piedra sus vestigios ancestrales, se dan la mano, de manera casi obscena, la opulencia y la miseria. Esa es para mi una primera sensacion tomada de manera superficial y rapida, pues solo he estado alli unos dias. Pero desde el momento de desembarcar en Pnhom Pehn, las primeras percepciones son diferentes que en Saigon, por poner el ejemplo mas proximo. Esta es una ciudad mas sucia, en la que tambien los contrastes son mayores. Los extremos que se acercan hasta tocarse, compartiendo el centro de esta ciudad, son mas extremos. Con un ajetreo bastante menor que el la capital economica del pais vecino, pero tambien intenso, se ve gente que duerme y vive en la calle y las condiciones no son exactamente lo que yo llamaria buenas. Asi que tanto el aspecto como el aroma son diferentes, que diria un diplomatico. Por las calles deambulan mutilados pidiendo, testimonio aún doloroso de la siembra indiscriminada de minas pero, sobre todo, en la primera linea de la lucha por el dolar diario estan los niños. Muchos niños. El extranjero es constantemente abordado por criaturas que pretenden venderle guias del pais, souvenirs o dvd's sobre Pol Pot y sus crimenes, por ejemplo. Tampoco es lo mayoritario, ni mucho menos. Como quiza en buena parte del mundo, entre los extremos hay toda una clase media que funciona, trabaja, presta servicios, cobra o paga sueldos y sobre la que se asienta todo un pais. Esa es la realidad mas objetiva. No quiero convertir esta descripcion en un apasionado paseo por el morboso museo de los horrores que podria encontrarse en Camboria a poco que se escarbara. No es mi intencion. Tras años de guerras, quiza el flujo turisitco constante sea el primer balsamo que recibe este pueblo para paliar el horror. Pero frente a la miseria, en medio de la pobreza, junto a los ninhos que trabajan desde temparana edad, se puede ver a otra parte de la sociedad que recorre los atascos sin sonrojo en todoterrenos de los que pondrían los dientes largos a muchos occidentales, o jovenes que lucen orgullosos sus telefonos moviles mientras no parece que tengan para lavarse la ropa. De todas formas, tomar cualquiera de esos detalles como simbolo de opulencia resulta irrisorio cuando se contempla el Palacio Real de la capital. El concepto puede que en el fondo sea el mismo, pero hay maneras y maneras. Lo de ese palacio, habitado, ya que los Camborios tienen Monarquia Constitucional (como nusotros los payos) es pura y llanamente y nunca mejor dicho puro lujo asiatico. Lo que se muestra no son dependencias palaciegas en si, si no una serie de templos, de pagodas y jardines existentes dentro del mismo recinto, con un estilo unico que llama la atencion poderosamente desde el exterior, dominado por cupulas doradas espectaculares. Entre ellas destaca la llamada pagoda de plata, que realmente tiene el suelo recubierto por 5000 placas de plata. La preside el Buda Esmeralda, tallado en cristal de Baccara y a un lado se puede ver otra figura de buda a tamaño natural, hecha de oro y con incrustaciones de diamantes. Tambien es curioso que esto me llame tanto la atencion, teniendo en cuenta de donde vengo y las exhibiciones a que nuestra Santa Iglesia Catolica nos tiene acostumbrados. En cualquier iglesia de medio pelo se encuentran mas riquezas que las que se pueden ver en los templos asiaticos. Seguramente es que he visto ya unos cuantos templos budistas e hinduistas y no habia visto ornamentacion mas que labrada en la piedra. Entre palacios, pagodas y jardines, los muros de palacio encierran un apacible mundo irreal. Fuera, en la calle, con un calor que a las doce de la manhana lo funde todo, el olor de la basura se hace mas presente y hay que buscar refugio rapido por ambos motivos y porque es la hora comer. Con el estomago vacio, la mente todavia bloqueada por los contrastes vistos y muerto de calor, me siento en una terraza cercana al mismo rio en cuya agua chocolatosa se bañan unas cuantas personas utilizando jabon.
Estoy en una de esas terrazas de la popular ribera del rio Tonle Sap, que se funde en el Mekong justo en Pnhom Pehn, y que recuerdan de lejos el ambiente colonial, con sus ventiladores y sus grandes asientos tipo sofa. De nuevo los ninhos toman la zona con sus ofertas para turistas. Una ninha se acerca hasta mi mesa y tras comprobar que no me interesa lo que vende se queda alli, callada durante un rato. Despues se deja llevar, se suelta y se pone a jugar con una piramide de carton publicitaria que hay sobre la mesa. Entonces la vendedora se convierte en niña y el anuncio en juguete y yo vuelvo a disfrutar de otro momento inolvidable. La invito a una coca cola y despues le doy unos boligrafos y me lo devuelve con una sonrisa que me resulta mas sincera y simpatica que si le hubiera comprado un dvd. Seguramente lo que yo le he dado va a ser verdaderamente para ella.
Pero el proposito de mi entrada en el pais de los camborios era visitar Angkor. De camino hacia alli, en una de las paradas de un viaje de cinco horas por carretera, me ofrecen una deliciosa bandeja de arañas caramelizadas formato tarantula. No, gracias. Me estoy quitando del dulce. Afortunadamente!
Angkor fue la capital de un imperio de influencia india, el khmer, que como ya he dicho domino el sudeste asiatico desde principios de nuestra era y hasta el siglo XV. Durante ese periodo reinaron diferentes dinastias de reyes que dedicaron grandes recursos humanos, artisticos y economicos a homenajearse a si mismos elevando a sus antepasados a la categoria de dioses y despues construyendoles a esos dioses moradas en la tierra , que a la vez les sirvieran a ellos de mausoleo. Habil, no?. Angkor fue la ciudad sagrada de ese imperio. A la caida del imperio khmer la ciudad se supone que fue abandonada, pero no se sabe exactamente cuando. La selva se adueñó de aquel tesoro, engullendolo, hasta que en los años cincuenta, un frances que andaba cazando mariposas (...? No se que haria un frances cazando mariposas por aquella selva. Igual no buscaba mariposas) descubrio por casualidad Angkor Wat, el templo principal. (Contado asi suenqa de coña, pero es lo que he leido). Hoy esas construcciones, esos templos, son considerados patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Una extension de quince o veinte kilometros cuadrados en los que hay docenas de templos que se pueden visitar a cual mas impresionante, con algunos de los mejores mas alejados aun.
Os he contado a vuela pluma lo que es Angkor. Si alguien intenta contaros como es no lo permitais. Seria una perdida de tiempo y ademas merece la pena descubrirlo por uno mismo. Minimo tres dias. Eso si, resulta un poquito cansado. Hasta pronto.

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