VIETNAM (III). El Delta del Mekong.

Hace tiempo, un par de semanas ya o quiza mas, que se me viene conformando la idea de que el mundo es un puro mercado y poco mas. Y a medida que los dias pasan y voy viendo sitios y cosas, y me muevo, y entro y salgo de ciudades y paises, esa idea va consolidandose.
Tuve oportunidad de descubrir el centro de Santiago de Chile, agujereado como un queso gruyere por galerias de sabor antiguo a las que pretenden disputar el partido en casa unos centro comerciales con aire novedoso pero que bien poco tienen que decirnos a los que ya sabemos de su sistema de franquicias exclusivas y de su voracidad. Siempre las mismas marcas, siempre los mismos articulos. Se extienden por Santiago y otras ciudades del pais andino como una plaga ante la que el pequenho comercio se las tiene que ver cara a cara y dia a dia. Igual que en Espanha, nada nuevo.
Me di una vuelta por el shopping pijito y moderno de Auclkand, este si, de tiendas muy individuales, muy selectivas, muy originales, muy coquetas..., pase entre ellas como sin hacerles mucho caso, pero sin poder dejar de mirar de reojo. He renegado del Bali tomado al asalto por marcas de moda surfera o de pasarela milanesa (todos tienen que bajar a la calle, al final) y en pleno discurso anticomercial me he caido de bruces con todo el armamento en los alrdedores de Ubud y su genial manufactura artistica.
En Hong Kong se vende Asia por acciones y los rascacielos tiran hacia arriba para intentar adivinar mas lejos en el horizonte los futuros que comprar y vender, lo que todavia no se ha empezado a fabricar. En Saigon las mismas marcas occidentales que viven de vender glamour y lujo tratan de ir haciendose hueco en las principales avenidas del centro, preparandose en la recta de salida para cuando su producto se pueda vender tambien en Vietnam. Si no se vende ya es por falta de dinero, que conste. Nada de ideologias.

Pero para disfrutar, nada similar al mercado flotante de Cai Be, en el Mekong. Es un mercado al que cada vendedor y comprador accede en su barca, en lanchas, en barcazas. Grandes y pequenhas embarcaciones, unos a motor, otros remando de pie, lentamente, apoyados sobre dos largos remos que se cruzan como un aspa a la altura del pecho... Es un mercado situado dentro de una ciudad, pero que transcurre flotando en medio del cauce de uno de los brazos en los que se divide el Mekong para formar su inabarcable delta. Uno de los nueve dragones, "Cuu Long", como se les conoce aqui, en los que el rio de la vida se abre como un abanico gigante para repartir su riqueza de manera mas equitativa. Cada barca anuncia su producto colgando una muestra en lo alto de una larga vara y los interesados se van moviendo de un lugar a otro. Queda libre la margen derecha del rio, por la que circulan las lanchas rapidas que se dirigen a la frontera con Camboya y el resto del trafico que no tiene intencion de comerciar. Es algo realmente pintoresco y curioso de ver.
El Mekong se abre en ese abanico de nueve brazos, nueve rios que cada uno por si solo serviria para abastecer a nueve grandes ciudades y la vida se reparte por esos nueve brazos y por los mas de dos mil canales que se crean en torno a ellos. Las inundaciones del monzon dan vida a inmensas comarcas de fruta tropical y sobre todo de arrozales. Agua y arroz. Vida. Vida que transcurre en torno al rio y dependiendo de el pero tambien, en gran medida, dentro del propio

La gente aqui es diferente que en Saigon. Tienen un aire mas relajado y quiza tambien mas inocente. Un turista aqui es siempre una atraccion. En los angostos canales los ninhos salen de las casas correteando a saludar cuando oyen las motoretas zumbonas de las lanchas de turistas. Salen corriendo con las manos abiertas y gritando: Jaloooo!. En las ciudades tambien saludan y si los pillas con la guardia baja, ves en sus caras que te estan observando con detalle. Aqui la atraccion somos los occidentales y para que quieres mas si encima te pones a hacerles fotos. En un mercado de tierra (aqui hay que diferenciar) un grupo de mujeres me rodea. La mas resuelta, una de las que siempre le echa mas jeta, me pregunta si no estoy casado al ver que no llevo el preceptivo anillo. En cuanto digo que no me propone a un par de candidatas que salen corriendo

Remontar el Mekong en direccion a Camboya tien el inevitable poder evocador de recordarme la pelicula Apocalipsis Now, una de mis favoritas, y mas en la version "Redux". Hay diferencias, desde luego, y muy grandes. El Mekong, el verdadero Mekong, tiene en algunos tramos cerca de cuatro kilometros de ancho y no era ese el aspecto del rio filipino que reflejo Coppola en el celuloide. Nada que ver. Pero ahora no me apetece hoy hablar de la guerra de Vietnam. Todo llegara. Voy camino de "Angkor Wat", la capital del que fuera glorioso imperio Khmer. Ya os contare.
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